Cómo se depura y se potabiliza el agua en la Comunidad Valenciana

índice de contenidos

En la Comunitat Valenciana el ciclo urbano del agua funciona como un sistema nervioso: capta, potabiliza, distribuye, recoge, depura y devuelve el recurso —a veces, con una segunda vida para riego o usos urbanos—. Detrás hay potabilizadoras que afinan el agua de ríos y pozos, desaladoras que aportan resiliencia frente a sequías y una red de depuradoras con tratamientos terciarios que convierten un residuo en recurso. La idea no es nueva, pero hoy está más medida, auditada y conectada a la realidad climática que nunca.

De dónde viene el agua de grifo y cómo se hace potable

El área metropolitana de València se abastece principalmente a través de dos grandes ETAP (Estaciones de Tratamiento de Agua Potable): La Presa (Manises) y El Realón (Picassent). Son plantas modernas que combinan pretratamientos, coagulación-floculación, decantación, filtración rápida, carbón activo (en polvo o granular), oxidación avanzada con ozono cuando hace falta y desinfección final. Ese encadenado permite asegurar calidad microbiológica y controlar compuestos que afectan al sabor y a los subproductos de desinfección. El Realón, con una capacidad de 3 m³/s, ha incorporado líneas de oxidación avanzada y preozonización para mejorar control de geosmina/2-MIB y minimizar trihalometanos; La Presa mantiene, además, un programa de regeneración del carbón activo para sostener su rendimiento.

El proceso, explicado sin jerga, arranca con cribados que retiran sólidos grandes, sigue con la formación de “flóculos” que atrapan partículas finas, la decantación de ese barro, el paso por filtros que pulen el agua y un tratamiento con carbón activo para adsorber compuestos que huelen o saben mal (y otros microcontaminantes). La desinfección final (habitualmente cloro) garantiza que el agua llegue al grifo con un residual protector. En plantas como las gestionadas por Global Omnium/EMIVASA, la secuencia se adapta según el origen (Turia/Júcar o subterráneas) y la calidad de entrada de cada día.

La desalación del agua

Cuando la cuenca se tensa por sequía, la desalación añade músculo. La desaladora de Torrevieja es la mayor de España y una de las grandes de Europa: produce hasta 80 hm³ anuales (240.000 m³/día), con destino mixto a regadío y abastecimiento a través de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla. La reciente ampliación de capacidad y la conexión eléctrica en 220 kV han consolidado su papel como seguro hídrico en Alicante y sur de València.

El saneamiento y la depuración son competencia regional a través de EPSAR, que opera y financia, con el canon de saneamiento, una red extensa de colectores y EDAR (depuradoras). La Comunitat Valenciana es líder en volumen de reutilización en España y Europa: solo en 2022, el organismo destaca 271,54 hm³ de agua regenerada reutilizada y un despliegue de tratamientos terciarios que habilitan usos productivos con garantías. La mayor parte del agua depurada que se reutiliza va a agricultura, y el resto a usos municipales, recreativos e industriales según cada zona.

La foto de proceso es conocida: pretratamientos para retirar arenas y sólidos, tratamiento biológico que oxida la materia orgánica, decantación secundaria para separar fangos y, donde se destina a reutilización, terciario con filtración, desinfección (cloro/UV) e incluso eliminación avanzada de nutrientes. En Alicante destaca la “doble red” urbana que permite regar parques con agua regenerada; por ejemplo, el 83% de las zonas verdes de la ciudad de Alicante se riegan así, gracias a las EDAR de Rincón de León y Monte Orgegia.

La economía circular del agua de València

La depuración no termina en el efluente. Los lodos que genera el proceso se estabilizan y deshidratan; en la Comunitat se valoriza “la práctica totalidad”, bien como enmienda agrícola o como combustible para cementeras, y se avanza en digestión anaerobia con mejoras de rendimiento. En la EDAR de Alcoy, una digestión en doble fase de temperatura ha reducido un 25,5% la producción de lodos y aumentado un 20% el biogás. La EDAR de Pinedo —que atiende a 1,7 millones de habitantes— ya produce más del 40% de la energía que consume, un salto medido en ahorro eléctrico y reducción de CO₂. Se exploran, además, biorrefinerías de lodos para obtener biogás, bioplásticos y biofertilizantes.

La innovación llega también a la reutilización: en Santa Pola se ha probado con éxito una combinación de electrodiálisis y electrocloración para desalar agua depurada afectada por intrusión marina, con el objetivo de reutilizar entre el 80% y el 90% en riego agrícola y aprovechar el resto como lejía para limpieza urbana. Es un piloto local, pero refleja hacia dónde va la gestión: quitar cuellos de botella específicos para convertir la reutilización en norma, no en excepción.

La Comunitat suma decenas de terciarios operativos que permiten regar huerta, cítricos y arroz con agua segura, y sostener zonas verdes y campos de golf sin tirar del agua potable. Los datos de EPSAR muestran cómo la reutilización se integra ya en el balance hídrico, con proyectos comarcales para recuperar caudales que hoy se vierten al mar —por ejemplo, el refuerzo de Monte Orgegia para aportar 20 hm³ a regadío en L’Alacantí y Baix Vinalopó—. La prensa especializada y generalista coincide en el diagnóstico: la Comunitat Valenciana y Murcia están en cabeza, tanto por volumen como por porcentaje, y ese liderazgo se basa en red, control y demanda real del territorio.

El parque de depuradoras se moderniza con obras de gran calibre, como la remodelación integral de la EDAR de Algorós (Elche), presupuestada en más de 82 millones para adecuar procesos y facilitar la reutilización; y con actuaciones de saneamiento en municipios medianos financiadas por EPSAR y diputaciones. En potabilización, la ETAP de La Presa renueva instalaciones estratégicas —como la estación de bombeo de agua tratada— y ensaya tecnologías de coagulantes más sostenibles en planta piloto. Son inversiones que no se ven, pero se notan en el grifo y en el recibo energético.

A escala doméstica, la red pública te entrega un agua segura; el ajuste fino —sabor, cal, necesidades de proceso— se resuelve en el punto de consumo con tecnologías como carbón activo, ultrafiltración, ósmosis inversa o UV, según tu caso. Si trabajas con pozo o aljibe, el análisis manda antes que cualquier catálogo y la reutilización interna (lavados, riego) puede cerrarte el círculo. A escala municipal o industrial, la reutilización deja de ser un “extra” y se convierte en una fuente con nombre y apellidos, con calidad certificada, trazabilidad y costes estables frente a sequías.

En Innoservis (València) diseñamos y mantenemos tratamientos en captación, potabilización en punto de uso y reutilización para vivienda, industria y ayuntamientos. Si necesitas aterrizar esta visión en tu instalación —desde una ósmosis bien dimensionada en cocina hasta un terciario compacto para riego con agua regenerada— te lo bajamos a un plano sencillo: origen, objetivo, proceso y mantenimiento con calendario y analíticas de verificación. Sin marketing de brocha gorda, con datos locales y sistemas que funcionan.