Hablemos claro. La legionella no es algo con lo que quieras lidiar en tu sistema de agua. Esta bacteria, que se cuela en instalaciones como torres de refrigeración, sistemas de calefacción y redes de agua sanitaria, puede causar la legionelosis, una infección pulmonar grave. Y lo peor: le basta con un descuido en el mantenimiento para hacerse fuerte.
¿Qué es la Legionella? (Y por qué deberías preocuparte)
La Legionella pneumophila es una bacteria que prolifera en entornos húmedos, y su favorito es el agua que se queda estancada o mal tratada. Si las condiciones son las adecuadas, entre 20°C y 50°C, ella encuentra el escenario perfecto para multiplicarse. El peligro real está en que puede dispersarse a través de aerosoles: pequeñas gotas que, al ser inhaladas, pueden desencadenar enfermedades serias, como la legionelosis o la fiebre de Pontiac. Si esto te suena demasiado técnico, piénsalo así: si entra en tu sistema de agua y no la controlas, tienes un problema de salud pública.
Cómo evitar la Legionella
No te confíes. La legionella no está esperando que la invites. Le basta con que la temperatura del agua esté en su zona de confort y que haya algo de sedimento o corrosión en las tuberías para empezar a hacer de las suyas. Se dispersa a través de aerosoles, lo que significa que, si inhalas gotitas de agua infectadas, la fiesta puede empezar. Y no es una fiesta agradable.
Tratamiento para eliminar la Legionella del agua
Aquí no hay espacio para las soluciones a medias. El tratamiento de la legionella en el agua requiere un enfoque meticuloso. Nada de esperar que con un poco de cloro lo resuelvas. Estos son los métodos más efectivos:
- Control de temperatura: Mantén el agua caliente a más de 60°C. ¿Por qué? Porque la legionella no puede sobrevivir en ese ambiente. Claro, esto puede ser caro o complicado en algunos sistemas, pero es una de las medidas más directas y efectivas.
- Desinfección química: El uso de desinfectantes como cloro, dióxido de cloro o monocloroamina es habitual. Estos productos destruyen la bacteria, pero requieren una aplicación constante y en la dosis adecuada. No se trata de añadirlos una vez y olvidarse, el control es clave.
- Tratamiento con radiación UV: Este método utiliza luz ultravioleta para dañar el ADN de la bacteria y evitar que se reproduzca. Aunque es eficaz, su alcance es limitado, ya que solo actúa en las áreas directamente expuestas a la luz. Por eso, suele combinarse con otros métodos.
- Filtración: Instalar filtros en grifos o duchas es una excelente medida preventiva, especialmente en zonas donde el riesgo de legionella es alto. Los filtros actúan como barreras físicas que impiden el paso de la bacteria al agua que usas.
- Limpieza y mantenimiento regular: El sedimento y la corrosión en las tuberías son como un bufé libre para la legionella. Mantener tus sistemas de agua limpios y eliminar cualquier acumulación de sarro o óxido evitará que la bacteria se sienta cómoda.
Normativa higiénico sanitaria para prevenir y controlar la Legionella en España
No estamos hablando solo de buenas prácticas. En España, el Real Decreto 865/2003 establece de manera obligatoria las medidas higiénico-sanitarias para prevenir y controlar la legionella en instalaciones susceptibles. Además, el INSST (Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo) ofrece guías técnicas claras para el control de la bacteria. Si gestionas sistemas de agua, necesitas un plan de mantenimiento y desinfección bien estructurado. No se trata solo de prevenir un problema; es una obligación legal y una responsabilidad con la salud pública.
Prevenir la legionella no es opcional. Si estás al cargo de un sistema de agua, no puedes permitirte el lujo de ignorarla. Subir la temperatura, aplicar tratamientos químicos, utilizar radiación UV o instalar sistemas de filtración son pasos que debes tomar en serio. La clave es actuar de manera proactiva y constante. Porque, cuando se trata de legionella, la negligencia no es una opción.
